De armas tomar


PG 13
-Ay no, Dios bendito, solo esto nos faltaba- se dice la hermana Mercedes mientras sigue desatando el lazo enredado que utilizan para amarrar la toallita de quesos, esos que ha traído el Padre Joselito de su último viaje a Italia. 

La hermana Mercedes sigue mirando fijamente la mesa del comedor donde el atroz crimen ha ocurrido sin dejar en ningún momento que sus manos pausen la misión desenredadora. Sin duda la práctica de tomar el rosario en mano diariamente hace que sus maniobras sean dignas de un show propio. Debería existir una competencia ínter monjas. 

Hoy ha sido un largo día en la cocina y la hermana Mercedes no está de humor para tolerar una calumnia más. Después de dejar el lazo por fin libre de nudos sobre la mesa, camina con decisión a los aposentos de la Madre Superiora, la hermana Adelita. 

- ¡Hermana Adelita! ¡Hermana Adelita!- canta con apuro la hermana Mercedes mientras irrumpe en los aposentos de la Madre Superiora.

- Bendito y alabado sea por siempre el Señor - responde la Madre Superiora Adelita con calma.

- Bendito y alabado sea por siempre el Señor - contesta la hermana Mercedes tratando de guardar la calma.

- Bendito y alabado sea por siempre nuestro amado Señor- agrega desde el fondo la hermana Rafita, la fiel acompañante y sombra de la Madre Superiora. 

La hermana Mercedes mira con un poco de desagrado a la hermana Rafita, luego piensa para sus adentros “Discúlpame Padre” y vuelve a dirigirse a la Madre Superiora. 

- Hermana… 

- ¿Qué pasa hermana Mercedes? ¿Cuál es el escándalo, hija? Has interrumpido la oración de medio día, mujer.- dice la hermana Rafita desde su banquillo de madera.

- Disculpas hermanas, alabado sea el Señor- dice la hermana Mercedes mientras se persigna.

- Alabado sea el Señor.

- Alabado sea el Señor. Bueno habla hija, habla ya. – le indica con calma la Madre Superiora Adelita.

- Hermana, hermanas - aclara mirando a la chismosa Sor Rafita- una atrocidad, un crimen, un delito del que no se puede salir impune y no solo eso, un pecado capital, no, no, incluso dos, Madre Superiora, dos.

- ¡Santo Cristo! - exclama agitada la hermana Rafita llevando sus manos a la cara.

- Hija, explícate sin cotilleos.- agrega la Madre Superiora.

-¿Qué santos está pasando aquí? - la simpática y regordeta hermana Socorrito entra en la habitación, después de haber escuchado semejante alboroto.

- Hermana, hermanas - aclara de nuevo la hermana Mercedes- es la pastelina. Alguien, alguna de nosotras, se la ha llevado, ha desaparecido por completo.- dice aún agitada mientras la hermana Rafita se tira sobre el reclinatorio perdiendo sus fuerzas.

- Ah no, a mí ni me vean. Claro, siempre es culpa de la gorda. Ya ni la muelan. - discute la hermana Socorrito con su característico tono ruidoso mientras atrapa las miradas de las demás hermanas, quienes, sin poderlo evitar, le han puesto los ojos sobre la redonda barriga y no precisamente para apreciar ese impecable rosario.

Mjmmjm… - se aclara la garganta la Madre Superiora Adelita- …Hermanas, esto sin duda es un asunto de gravedad. Hermana Mercedes, por favor avise a las demás hermanas que habrá un consenso en la Capilla de San Juan en cinco minutos.
- Pero hermana Adelita… - lloriquea al instante la hermana Rafita ya un poco más recuperada- …esto significaría… interrumpir la oración de medio día.

- Entiéndalo, hermana, se trata de la pastelina. - agrega la Madre Superiora Adelita mientras mira el crucifijo en la pared y se persigna. - Bueno hermana, ande ya, cinco minutos. Hermana Socorrito, acompáñela.

- Sí, hermana. Alabado sea el Señor.
- Alabado sea el Señor.
- Alabado sea el Señor.
- Alabado sea el Señor.

La hermana Socorrito y la hermana Mercedes salen al pasillo a velocidad Cordero de Dios, el consenso comenzará en cin-co-mi-nu-tos.




- Hermanas – saluda la Madre Superiora Adelita - Bendito y alabado sea por siempre nuestro Señor.

-Bendito y alabado sea por siempre nuestro Señor, bendito y alabado sea por siempre nuestro Señor, bendito y alabado sea por siempre nuestro Señor … - se escuchan interminables y a destiempo por parte de las hermanas, quienes miran con preocupación a la Madre Superiora Adelita al centro de la Capilla de San Juan junto con las hermanas Mercedes, Socorrito y por supuesto Sor Rafita.

- Estamos aquí reunidas hoy…

- Ni crean qué para tomar la santa misa, almas condenadas… - interrumpe la hermana Socorrito.

- Estamos aquí reunidas hoy…- repite la Madre Superiora- …para discutir un tema de gravedad. 

Las hermanas quienes están sentadas en las bancas miran con atención, unas toman en sus manos sus rosarios, otras cuantas se persignan. 

- Cínicas, parecen un montón de pingüinos asustados.- refunfuña la hermana Socorrito.

- Hermana...- le dice, tratando de calmarla, la Madre Superiora. Ahora dirigiéndose a las demás- …daré la palabra a continuación a la hermana Mercedes, quien ha sido el testigo directo. Hermana. 


- Hermanas, buen día. Primero que nada: bendito y alabado sea por siempre nuestro Señor.

-Bendito y alabado sea por siempre nuestro Señor, bendito y alabado sea por siempre nuestro Señor, bendito y alabado sea por siempre nuestro Señor…

- Amén.- prosigue la hermana Mercedes.- Bueno, pues sin más, debo darles la noticia, se trata... de la pastelina…

- Así es… - interrumpe tomando la palabra la hermana Socorrito-… la pastelina, nuestra preciada pastelina, circunferencia exquisita, pan de los cielos, pastel bendito, con interior de deliciosa gelatina de durazno, duraznos que todas hemos cosechado y cuidado en nuestro  amado jardín. La pastelina que ha tenido a nuestra hermana Clemen despierta estos ultimas días desde el alba, para amasar, moldear y… mírenla, miren a esta pobre alma, este cordero de nuestro rebaño, está destrozada.- dice la hermana Socorrito mientras señala a la hermana Clemen, quien está sentada en primera fila, inmersa en llanto, siendo reconfortada por las hermanas Cata y Juanita.- ¿Quién en su santa gloria podría habernos hecho esto? quién de ustedes miserables almas en camino al purgatorio, dónde…

-Hermana, por favor. - interrumpe la Madre Superiora tratando de calmar a Sor Socorrito.

- Como les decía… - interviene la hermana Mercedes mientras carraspea la garganta- …la pastelina ha desaparecido. 

De pronto se escucha el barullo en toda la Capilla, algunas hermanas rezan al instante, otras tanto bajan la cabeza y se persignan: Qué atrocidad. ¡No! ¿Quién, Señor? ¿Dios mío bendito? ¡La pastelina!

-¡Orden, en la sala, orden!- grita Sor Socorrito mientras aplaude fuertemente interrumpiendo los sollozos de sus hermanas. - No estamos aquí para llorar, deje de jalar moco hermana Clarisa ¡cálmese mujer!- indica casi gritando - No permitiremos que en está abadía se cometan este tipo de crímenes. Este tipo de… de violaciones…

- ¡Ah!- exclaman todas llevándose una mano a la boca.

- … violaciones a Los Santos Mandamientos.

- ¡Oh!- cantan a coro todas las hermanas con alivio.

- Hermana, hermana.- le dice la Madre Superiora en voz baja mientras jala el habito de la empoderada hermana Socorrito.

- Madre Superiora, ahora no. Tengo todo este asunto bajo control, usted siéntese qué yo lo arreglo.- responde Sor Socorrito liberando su habito de las manos de la Madre Superiora. 

La Madre Superiora se sienta en una de las sillas del estrado y da un resoplido de sumisión, al fin y al cabo se trata de la pastelina. 

- Muy bien, muy bien, pues... Acérquese la culpable, acérquese y acepte su culpa y penitencia. - dice segura la hermana Socorrito. - No será juzgada por nosotras, pero sí por Nuestro Señor y tendrá que vivir con esa pesada culpa. 

- Sí hermanas, no podemos vivir bajo este régimen de terror, ¿Quién fue? - se oye desde las bancas de la parte trasera de la capilla.

- Una fuerte penitencia es lo que merece este ruin acontecimiento, con el perdón de Dios- se oye desde el otro extremo.

- Ayuno por un mes es lo que merece, con permiso de Dios Nuestro Señor- se oye nuevamente desde el fondo.

- Hermanas ¿Qué no ven lo que está pasando? Estamos dividiéndonos, teniendo sentimientos de odio hacia nosotras mismas- dice llorando la hermana Melissita, una pequeña mujer, desde la primera fila.

- Así es hermana, es importante que la autora de esté crimen, la asesina de la paz atestigüe lo que ha provocado en nuestros humildes corazones- responde la hermana Socorrito, mientras la hermana Mercedes se lleva ambas manos a la cara.- Muy bien, pues yo sugiero volver a nuestras antiguas tradiciones, ¡Quema en la hoguera!

- Hermana, suficiente - interrumpe de golpe la Madre Superiora- ¡Baje inmediatamente de ahí, el poder se la ha subido a la cabeza!

- Pero… la pastelina… - dice Sor Socorrito.

- Se ha mal llenado de poder hermana mía, y eso es un pecado, no tan grave como el robo de la pastelina, claro, pero un pecado al fin. Baje inmediatamente y rece, rece porque su alma empoderada sea rescatada de las llamas del infierno.

- Sí, Madre Superiora.- responde la hermana Socorrito mientras baja del estrado.

- Muy bien, ¿sugerencias? - añade la Madre Superiora Adelita, mientras mira con descontento a Sor Socorrito, quien se hinca lista para rezar por la salvación y purgación de su alma. 

- ¡Madre Superiora Adelita! Hermanas, aquí es donde se encuentran.- exclama desde la puerta que da al altar el Padre Joselito a paso lento acompañado por el Obispo Ricardo. 

Las hermanas se paran al instante para bienvenir al Padre y al Obispo. Todas se sienten avergonzadas de la explicación que la Madre Superiora está por compartir ya que todas bien saben que el Padre Joselito ama la pastelina de la hermana Clemen tanto con ellas. 

- Pa… Padre Joselito…- saluda con tono asustadizo la Madre Superiora Adelita.

- Ya se armó, esto va a necesitar un milagro tamaño bodas de Caná - suspira la hermana Socorrito desde el reclinatorio donde sigue hincada “rezando”.

- Hijas mías, alabado sea el Señor. - les dice el Padre Joselito.

- Alabado sea el Señor. Alabado sea el Señor. Alabado sea el Señor…- responden en un coro a destiempo.

- ¿Qué pasa, hija mía? ¿Acaso me perdí de una reunión especial?- pregunta el Padre Joselito a la Madre Superiora.

- No, no, Padre… 

- Asunto de mujeres, con el perdón de Dios, Padre. -  grita desde su reclinatorio la hermana Socorrito, salvando el pellejo de la Madre Superiora, mientras todas las demás se sonrojan en el acto.

- Oh, muy bien entiendo.- responde un poco avergonzado el Padre Joselito- …prosigan queridas hermanas, el Obispo Ricardo y yo seguiremos con su visita por la abadía.

- Sí padre, bienvenido señor Obispo.- dice la Madre Superiora mientras se acerca para besar la mano del Obispo Ricardo. 

Todas las hermanas miran atentamente. 

- Bien Obispo, sigamos. Por aquí por favor, después de usted. - le dice el Padre Joselito.

- Alabado sea el Señor, hermanas, prosigan por favor.- se despide el Obispo Ricardo dirigiéndose a todas. - Por cierto, mis felicitaciones a la cocinera, hermana Clemen, no se equivocó el Padre Joselito al presumir la mejor pastelina de durazno de todas las abadías. Con permiso, hermanas.



- Alabado sea el Señor- responden todas a coro seco.


@doodles_dpalina

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